Soy de las que piensan que el fútbol es un invento maravilloso para desviar la atención de los problemas verdaderamente importantes. Sin embargo, con el cacao que se ha montado tras ganar España la Eurocopa tengo que decir que este objetivo de distracción ha conseguido que por unos momentos me distraiga yo. También era inevitable. Me tenía que levantar a las cinco de la mañana y fue imposible conciliar el sueño con tanta traca, bocina y berrido, pero me alegré de lo ocurrido que al fin y al cabo, me guste o no, soy española. Me hizo gracia ver las manifestaciones de la gente, unos saltaban, otros reían, otros brindaban con cava y otros se metían en la primera fuente con la que se cruzaban. En El Picazo apareció una bandera de España en mitad del río. Vaya, que todo esto está muy bien y es bonito pero ¿no podría entregarse la gente con la misma pasión cuando hay otros temas que con una manifestación de euforia semejante quizás se podrían solucionar???. Eso me entristece, que el fútbol mueva al país y el hambre en el mundo o el cambio climático les tenga aletargados, es sólo un ejemplo porque problemas que requieren movimiento hay mil, sin embargo los problemas no les provocan rebeldía, más bien pasividad absoluta...vaya, una reflexión.
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